Toledo, en un lugar de La Mancha…

Trascendencia, conservación, permanencia en el tiempo, máximas inherentes a la sostenibilidad y que aún se mantienen vigentes en esta localidad española de más de dos mil años de antigüedad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Un viaje en el tiempo. Así podríamos definir una simple caminata a través de las calles de Toledo. Ubicada a tan solo 30 minutos en tren desde Madrid, esta hermosa y pintoresca localidad española no solo llama la atención por sus imponentes reliquias arquitectónicas, sino también porque encierra un cierto aire de misterio, con mitos y leyendas, que se ve reflejado en su entorno, en sus costumbres y en sus habitantes.

Actualmente, la ciudad de Toledo cuenta con una población que supera los 83.000 habitantes. Conocida como “la Ciudad Imperial” por haber sido la sede principal de la corte de Carlos I y también como “la Ciudad de las Tres Culturas” por haber estado poblada durante siglos por cristianos, judíos y musulmanes, sustenta en el turismo una de sus principales fuentes económicas de ingresos. Durante 2014, dentro del marco de actividades y exposiciones organizadas en conmemoración de los cuatro siglos de la muerte del pintor cretense El Greco, más de medio millón de personas han llegado a esta ciudad para empaparse de un entorno cultural y artístico único en el mundo.

A la trascendencia y magnitud de sus obras arquitectónicas y urbanísticas, se suma su amplia gama y variedad de museos y sus acontecimientos y eventos de carácter religioso y cultural. Lo humano, lo divino y lo terrenal se unen dentro de un “hábitat” equilibrado y armonioso. La preservación de este ambiente ha dependido de la capacidad de su población y de sus autoridades de compatibilizar la conservación del patrimonio cultural con el desarrollo de las actividades propias de un centro histórico multifuncional. Gracias a esta gestión responsable –que durante décadas ha mantenido una visión sustentable–, fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1940 y, posteriormente, la Unesco le concedió el título de Patrimonio de la Humanidad en 1986.

GÉNESIS E HISTORIA

El origen de la ciudad se sitúa en la colina de Alcázar, emplazamiento defensivo de gran valor estratégico que fue utilizado por los carpetanos (tribus prerromanas que habitaron la península Ibérica) y, luego, por los romanos. Durante el siglo VI fue capital del reino visigodo y escenario de los concilios de Toledo, asambleas con funciones eclesiásticas, políticas y legislativas. Durante este período, la presencia musulmana y su huella en el trazo urbanístico de la ciudad se harían cada vez más presentes. Sin embargo, cuatro siglos después, en 1085, tras la conquista cristiana, Toledo quedó incorporado al reino de Castilla, comprometiéndose el rey Alfonso VI a respetar las personas y bienes de los musulmanes. Mientras tanto, la comunidad judía, establecida en la ciudad desde la época visigoda, formaba un grupo próspero gracias a las políticas de tolerancia que practicaban los árabes. Fue así como en el año 1226, Toledo se convirtió en la ya mencionada Ciudad de las Tres Culturas. Los fenómenos de intercambios culturales durante esos siglos tuvieron un resultado interesante y fructífero en su desarrollo social. Esta “armonía cultural” no duraría para siempre. En 1942, año en el que Cristóbal Colón llega a América, los reyes católicos, como una manera de mantener la unidad política y religiosa del reino, tomaron dos decisiones que afectarían a la composición del entramado social toledano: la creación del Tribunal de la Inquisición, que se establece en Toledo, y el decreto de expulsión de los judíos.

Toledo alcanzó su época de máxima expansión demográfica en el siglo XVI, cuando el rey Carlos I lo convierte en sede de la corte del Imperio español. Fue una etapa brillante en la que la ciudad adoptó el Renacimiento con muestras de primer orden realizadas al amparo del mecenazgo imperial, al que se añadió el de los arzobispos toledanos, grandes promotores y mecenas de construcciones. No obstante, en 1561, Felipe II decide trasladar la corte a la Villa de Madrid. A partir de entonces, se inicia una etapa de progresiva decadencia en la que, sin embargo, desarrolla su actividad uno de los más destacados pintores: El Greco (1576-1614), cuya obra se conserva en iglesias y conventos, como la catedral, Santo Tomé y Santo Domingo el Antiguo, y en museos como el del Greco y el de Santa Cruz.

Si bien en los siglos posteriores Toledo perdería la trascendencia política y social de antaño, el efecto tuvo finalmente un resultado positivo en la pervivencia de una de las ciudades históricas más destacadas de Europa, tanto por la excepcional conservación de sus monumentos y paisajes como por la calidad y el significado de muchos de ellos, convertidos en símbolos universales de la cultura española.

RECORRIDO INFINITO

A través de sus pendientes y bajadas, Toledo parece ser un laberinto de sorpresas que van revelándose ante los ojos del visitante en cada una de sus cuadras y esquinas. Diversos organismos y agencias turísticas dentro de la ciudad ofrecen una serie de rutas y caminatas guiadas, ideales para quienes deseen comprender aún más su historia y su valor cultural.

Sin embargo, para quienes quieran lanzarse a esta aventura de forma independiente, un buen inicio para descubrir y conocer Toledo es realizando una primera parada en las imponentes puertas de Bisagra y del Cristo de la Luz. Con respecto a la primera, existe cierto debate sobre su origen. Su construcción se remonta al siglo XVI. Mientras que la segunda es la más antigua de la ciudad. Erigida durante la etapa musulmana durante el siglo X, se ubica muy cerca de la mezquita Bab-al-Mardon, hoy conocida como la mezquita o iglesia del Cristo de la Luz.

La Plaza de Zocodover se ubica en pleno centro del casco histórico de Toledo. Su nombre proviene del árabe sūq ad-dawābb, que significa “mercado de bestias de carga”. Diseñada, en gran parte, durante el reinado de Felipe II, fue el punto neurálgico de la vida social desde tiempos medievales. Allí se celebraron corridas de toros y fiestas populares y de carácter religioso. Hoy, es el punto de encuentro para los turistas y el pueblo toledano.

Imperdible es la visita a sus iglesias, monasterios, mezquitas y sinagogas. Uno de los más llamativos es sin lugar a dudas el Monasterio de San Juan de los Reyes, cuya construcción fue encargada por la reina Isabel I tras la victoria de la Batalla de Toro en 1476. La mencionada mezquita del Cristo de la Luz, erigida en 999, es la construcción en su tipo mejor conservada de Toledo. Otros imperdibles en este recorrido son la sinagoga Santa María la Blanca, El entierro del señor de Orgaz –obra universal de El Greco– y las iglesias del Salvador y de los Jesuitas. Mención aparte merece la catedral de Santa María de Toledo, llamada también “catedral Primada de España”, símbolo de la arquitectura gótica de la ciudad.

El Mirador del Valle ofrece una hermosa e inolvidable postal de la ciudad bañada por las aguas del río Tajo. Desde allí, es posible divisar el monte Alcázar, el castillo de San Servando o la torre de la catedral de Santa María, así como gran parte de los edificios históricos que componen este rincón de España que parece superar, a través de los siglos, los embates del tiempo.

 

ARTESANÍAS Y ESPADAS

Toledo y su artesanía son punto de encuentro de la tradición más arraigada. Actualmente, es el mayor foco de producción de damasquinado del mundo y donde se ejecuta la mayor diversidad de piezas. El damasquinado toledano auténtico fundamenta su prestigio en una técnica artesanal muy depurada. Sin duda es la “estrella” de sector del metal y una fuente de riqueza para la artesanía toledana y castellano-manchega.

El arte de la espadería es uno de los sellos más distintivos de su artesanía. El acero de Toledo ha sido uno de los más prestigiosos del mundo desde la época visigoda, sobre todo por su flexibilidad, ideal para la práctica de la esgrima. En los distintos talleres de la ciudad se pueden apreciar magníficas reproducciones de espadas o sables tan famosos como los de Alfonso VI, Boabdil, El Cid, Napoleón, rey Arturo, Carlos V, que en la actualidad tienen una gran aceptación en el mercado internacional.

 

CONSERVAR ES PROGRESAR

Como una manera de proteger el casco histórico de Toledo y disminuir el flujo y la congestión vehicular dentro de este, las autoridades de dicha localidad inauguraron recientemente una escalera mecánica que une el barrio de Sanfont con el casco histórico. Durante su inauguración, en septiembre de este año, el alcalde de Toledo, Emiliano García-Page, señaló a los medios presentes que el turismo sigue siendo el principal “pulmón social y económico” de la ciudad, y agregó: “La conservación del medio ambiente y el patrimonio del entorno natural de nuestras ciudades y nuestros monumentos son un valor simbólico de la madurez de nuestra sociedad”.

 

EL GRIEGO DE TOLEDO

 Este año se cumplieron cuatro siglos del fallecimiento de Doménikos Theotokópoulos, conocido en el mundo entero como “El Greco”, pintor renacentista que realizó algunas de las obras de arte más emblemáticas del siglo XVI en la ciudad de Toledo. Por ese motivo, se está llevando adelante, en el museo de Santa Cruz, la muestra “El Greco: arte y oficio”. En la exposición, que estará abierta al público hasta el 9 de diciembre, se podrán contemplar juntos, en una misma ciudad, cuatro apostolados del artista.

Junto al museo de Santa Cruz, centro de esta gran muestra, “El Greco: arte y oficio” contará con otras dos sedes de excepción: la sacristía de la catedral y el museo de El Greco. En ambos se exhiben otros apostolados del artista que se unen a esta gran muestra: el apostolado del Marqués de San Feliz, del Museo Nacional de Escultura de Valladolid –y que llegó directamente desde Oviedo–, y las obras que se conservan del apostolado de Almadrones (Guadalajara), dispersas tras la Guerra Civil Española.

 

LA SENDA DEL QUIJOTE

Con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote (El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha), la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha diseñó una serie de rutas a través de la región que recorren los diversos puntos que son citados en la novela de Miguel de Cervantes. Dicho recorrido es conocido actualmente como “La Ruta de Don Quijote”, y dos de sus trayectos tienen su origen en la ciudad de Toledo:

– De Toledo a San Clemente por El Toboso y Belmonte: en este itinerario, los excursionistas tienen la oportunidad de descubrir los famosos molinos de viento, plazas, castillos y una variada arquitectura, así como la riqueza medioambiental que proporcionan las lagunas de la zona.

– De Almagro a Toledo por Ciudad Real y Consuegra: esta ruta comienza a orillas del río Jabalón, donde los signos de la antigua actividad volcánica en forma de cráteres, las cuencas lacustres y los viejos caminos pastoriles todavía son utilizados en la migración de los animales y rebaños.

 

INFORMACIÓN ÚTIL

Cómo llegar:

British Airways tiene cinco vuelos por semana de Buenos Aires a Madrid –con escala en Londres–; el precio varía de acuerdo a la temporada.

http://www.britishairways.com

Desde Madrid, se puede ir en tren desde la estación Atocha con varios servicios por día. El trayecto demora unos 35 minutos y el pasaje cuesta alrededor de 20 euros.

Dónde dormir:

El Cigarral del Pintor Casa rural

Está ubicada en la zona rural de los cigarrales, en las afueras de Toledo, a 6,5 kilómetros, unos ocho minutos en coche desde la entrada a Toledo por el barrio judío.

Dirección: Camino de los Enebros, 50 – Urb La Pozuela, 45004 Toledo. Teléfono: 925 59 10 42. Móvil: 620 57 95 54. Fax: 925 66 51 34. E-mail: info@cigarralpintor.com

Web: www.cigarralpintor.com

Dónde comer:

Restaurantes

Taberna La Dehesa

Dirección: C/ Barrio Rey,1,45001 Toledo.

1) Entrada: jamoncito ibérico, lomo de bellota, queso manchego y vino Martué (de la región).

2) Bacalao en tempura.

3) Queso manchego en tempura de leche con espuma de frutos rojos.

Restaurante Kumera

Dirección: C/ Alfonso X el Sabio 2, 45002 Toledo.

1) Fuá crujiente.

2) Cordero en reducción de vino tinto y flores y hongos silvestres.

* Entrevista publicada en la edición 27 de PRESENTE (noviembre/diciembre).

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