Ushuaia, experiencias desde el fin del mundo

Eternamente imponente y en sintonía con su entorno único, la ciudad más austral es el mejor lugar donde conectar con la naturaleza y honrar la historia. Bosques fueguinos, montañas, nieve virgen y la aventura siempre, por tierra, agua y aire.

Desde la ventana del hotel Arakur, la postal sigue siendo imponente e infinitamente bella. Como hace siglos atrás, cuando los únicos testigos de esa belleza —además de las montañas que, eternas, enmarcan el canal de Beagle— eran los yámanas, los habitantes primitivos de la zona. Fueron ellos quienes bautizaron la ciudad como Ushuaia, palabra que proviene del yagán “ush waia”, que significa bahía profunda. Hay algo mágico en el fin del mundo que deja entrever que la herencia aborigen y la historia que se gestó después continúan latentes, como honrando el paso del tiempo. Pocos de sus primeros pobladores quedaron en los años siguientes a la fundación de la capital de Tierra del Fuego, en 1884. La llegada del hombre blanco y las consecuentes enfermedades dejaron a esos pioneros nómades como parte de la leyenda, y como autores del nombre de la ciudad del fin del mundo.

Lejos del cliché, una energía especial se percibe en este confín de la tierra. La quietud del canal de Beagle, ese encuentro tan manso como inexplicable de las aguas del océano Pacífico con las del Atlántico, es solo uno de los emblemas de la ciudad más austral. Más allá esperan la magnificencia de sus lagos y bahías, y en cada lugar, la recurrente sensación de saber que allí, donde el mundo termina, algo importante comienza.

Ahora que el invierno viste de blanco al horizonte, cada detalle de su geografía parece poder vivirse en todo su esplendor. La propuesta es experimentarla en cada faceta: navegando las aguas calmas del canal de Beagle, sobrevolando los picos eternos de sus cerros o internándose en sus bosques, como tapizados por una alfombra perfecta de nieve blanca. En cualquiera de sus caras, la clave de Ushuaia es ser intensa: intensamente helada, hostil, mágica.

A través de las aguas del canal de Beagle

El Canal de Beagle ya tiene mucho de mítico por su particularidad geográfica, y navegarlo es una experiencia en sí misma. En casi tres horas de travesía, se zarpa desde el muelle turístico de la ciudad, recorriendo la Bahía de Ushuaia hasta alcanzar el canal de Beagle, a través del Paso Chico. En lo que se conoce como el archipiélago Bridges, esperan dos islas. El primer punto es una parada, y el barco ancla en la Isla de los Pájaros, que está íntegramente protegida. Se puede hacer un trekking limitado para preservar la flora del lugar, y avistar, en todo su esplendor, a la avifauna local: skúas, albatros de ceja negra, patos vapor, gaviotas cocineras, cauquenes. Más adelante espera otra isla con otros habitantes que solo se dejan ver de lejos: la Isla de los Lobos es un micromundo plagado de cormoranes y lobos marinos, amos y señores de ese pedazo de roca gigante que se erige entre las aguas heladas. A lo lejos se divisa la que es, quizá, la postal más conocida de Ushuaia. Es el famoso Faro Les Eclaireurs, que ilumina la bahía de la entrada a Ushuaia. Erróneamente conocido como el faro del fin del mundo, no es el más austral —el realmente más austral se encuentra en la Isla de los Estados—, pero tiene una mística propia que lo hace único. Alguna vez testigo del naufragio del “Titanic argentino”, el buque Monte Cervantes encalló en los islotes cercanos que llevan el mismo nombre del faro, allá por 1930. Gracias a eso, se salvaron todos los pasajeros y tripulantes, excepto el capitán, Teodoro Dreyer, cuyo cuerpo nunca se encontró, lo que dejó el enigma de si murió en el barco o se fugó, como se rumoreaba en aquel entonces.

Eternamente blanca

La temporada de nieve en Ushuaia se extiende hasta el mes de octubre lo que hace aún más atractiva la idea de realizar deportes en la nieve en el centro de esquí más austral del mundo. Cerro Castor sustenta su título con las particularidades naturales de su geografía primero, y después, con todos los avances en infraestructura en los que viene trabajando la concesión actual desde su inauguración en 1999. Por la orientación ladera sur de la montaña, y su ubicación extrema, en el paralelo 54° ့—similar a Moscú en el hemisferio norte—, este centro es el elegido de muchos deportistas internacionales, que vienen a entrenar en contratemporada. Con un total de 32 kilómetros de pistas y 650 hectáreas de dominio esquiables, distribuidas en 30 pistas de diferentes niveles de dificultad, 11 medios de elevación, un snowpark, un área para para principiantes y fuera de pista, Cerro Castor está ubicado a solo 26 kilómetros de la ciudad de Ushuaia, a 195 metros sobre el nivel del mar y a una cima de 1057 metros. El premio después del esquí espera en Morada del Águila, el restaurante del complejo donde dicen, se sirve el mejor cordero fueguino.

Pero no solo se trata de esquí a la hora de divertirse en la nieve, Ushuaia demuestra que no hay que ir a Alaska para andar en trineo. En el sur más sur también hay perros siberianos y alaskanos, que tiran ansiosos y deslizan a los más aventureros por los valles nevados de Ushuaia. En el Valle Las Cotorras, Hugo Flores y su familia esperan con un criadero de más de 120 perros que corren a toda velocidad como volando sobre la nieve. Otro centro es Tierra Mayor, propiedad de la familia Giró —herederos de Gustavo Giró, de los primeros expedicionarios argentinos en la Antártida—, donde se hacen travesías por el bosque fueguino y hasta se aprende a manejar el propio trineo.

Cuando la noche llega, otro espectáculo comienza. Con el cielo estrellado como única luz, la excursión de Ushuaia Blanca comienza en motos, atravesando un bosque de lengas centenarias que cuando cierran el paso, obligan a avanzar con raquetas. Después del trekking, el punto final del recorrido es la cabaña donde espera un guiso de lentejas y vino caliente especiado. En el mientras tanto, la historia hace llevadero lo hostil del clima: el guía relata la vida de Ernesto Krund, uno de los primeros fueguinos, que hace más de un siglo, desandaba esos mismos senderos, a caballo o a pie, con raquetas o esquíes que él mismo fabricaba, uniendo caminos imposibles para llevar la correspondencia de un punto a otro, oficiando de único medio de comunicación entre estos paisajes inhóspitos. Fue Krund, el inspirador de este recorrido —minúsculo, para los 110 kilómetros que podía sumar en sus travesías—, titulado como “Noche de pioneros”, y hasta el refugio final de la excursión es una réplica de uno de los puestos originales que él construyó para reponerse y seguir andando.

Aventura por aire y por tierra

Si la suerte y los designios de la naturaleza acompañan, sobrevolar los picos nevados en helicóptero es pura emoción a varios cientos metros de altura. No hay tiempo para el vértigo: desde la nave totalmente vidriada, la visión es completa y todo cambia de dimensión: se achican los bosques, que manchan el paisaje blanco, y las pistas de Cerro Castor parecen dibujadas a mano alzada. Después de sobrevolar la ciudad, el recorrido sigue sobre el Cerro Le Cloché, ‘la campana’, como su nombre en francés y su forma, indican, a 1100 metros de altura, sobre nieve virgen.

La versión por tierra, es igual de emocionante, e invita a vivenciar el bosque fueguino en todo su esplendor. El viaje —de casi noventa kilómetros en total—, toma la ruta nacional N° 3, que une Buenos Aires con Tierra del Fuego, en más de 3000 kilómetros. Con rumbo hacia el norte de la isla se atraviesan los Andes fueguinos, sus valles y turbales, hasta llegar al Paso Garibaldi, a 450 msnm. Es particularmente exclusivo: es el único lugar del territorio argentino al oeste de los Andes, lo que convierte a Ushuaia en la única ciudad trasandina de nuestro país. La vista es imponente: en primer plano, el lago Escondido. Sobre el horizonte, majestuoso, el lago Fagnano espera, el más grande de Tierra del Fuego, de 110 kilómetros de longitud, enorme reserva de agua dulce y libre de toda contaminación. Famoso entre los amantes de la pesca de todo el mundo, en sus aguas se encuentran las piezas más preciadas, como las truchas arcoíris, marrones y fontinalis. La aventura sigue en 4×4, costeando el Fagnano por casi diez kilómetros offroad, disfrutando del bosque fueguino en su estado más natural. El camino invita a descubrir castoreras —los diques que son hogar de esta especie declarada plaga en la provincia— y más tarde zorros, que merodean, curiosos, el refugio donde espera un delicioso asado como broche de oro del recorrido.

Una cárcel que es museo

Hace muchos años, el Estado convirtió la isla de Tierra del Fuego —entonces deshabitada—, en el infierno de cientos de hombres condenados con el fin de sentar territorio. El presidio se construyó para asegurar estas tierras como argentinas, a merced de los presos, que lavaban sus culpas en una cárcel helada. Eran culpas de lo más variadas: desde intelectuales como Ricardo Rojas hasta asesinos seriales, como el ya legendario Petiso Orejudo. Los primeros tenían su vivienda fuera del presidio; los segundos, en las frías y diminutas celdas, aunque la verdadera cárcel era toda la isla, más infranqueable que Alcatraz. Todos cumplían su castigo en los confines de la tierra, donde la sola idea de la huida significaba la muerte. La construcción del Presidio Nacional comenzó en 1902 y culminó en 1920, aunque desde 1896 hubo penados en Ushuaia, con el fin de colonizar la isla. Fueron ellos los que construyeron el penal y las 380 celdas unipersonales —en las que llegaron a alojarse más de 600 presos—. Entre otros trabajos en los que eran utilizados como mano de obra estaban la construcción de calles, puentes, edificios y explotación de los bosques. Volviendo a la historia legendaria, todo termina en 1947 cuando, siendo Ushuaia territorio nacional, se clausura la cárcel y el presidio pasa a ser base de la Marina, en 1950. Hoy, el edificio se conoce formalmente como Museo Marítimo, donde se puede recrear una historia que aunque conserva a la perfección estos espacios, sigue generando escalofríos.

www.museomaritimo.com

Por las vías del fin del mundo

En la actualidad, es un atractivo popular y seguramente, el clásico ineludible al pisar Ushuaia: hay que abordar el Tren del Fin del Mundo y hacer el viaje por los bosques fueguinos, reviviendo, de un modo muy lejano, el mismo viaje en ese tren de trocha angosta que hacían los presidiarios hace más de un siglo atrás. La historia cuenta que fue en 1910 cuando se habilitó el tren más austral, que llegó a tener una extensión de 25 kilómetros y transportaba la leña que los presos talaban. Hoy llaman a la zona Cementerio de Árboles, y el escenario en esa zona es bucólico, desolado. Si bien era parte del castigo ir a trabajar en el tren —aun a temperaturas bajo cero—, los presos lo vivían como una recompensa por buena conducta. Quizás, una de las formas más cercanas a la libertad. Hoy, la ruta reconstruye —desde fines de 1994 y con cinco locomotoras de esa época— siete kilómetros en la comodidad de sus vagones, todos pintorescos e impecables, casi de juguete con una trocha de tan sólo 50 centímetros. Transporta con chocolate caliente incluido a través de vistas panorámicas, como la parada en la cascada Macarena, para luego seguir hasta la última estación, ya dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego.

www.trendelfindelmundo.com.ar

Arakur, donde la naturaleza está primero

Emplazado en una ubicación privilegiada, Arakur se encuentra dentro de la Reserva Natural Cerro Alarkén, a pocos minutos del centro de la ciudad de Ushuaia. Con un diseño basado en las normas de la arquitectura sustentable, Arakur Resort & Spa se extiende a lo largo de un espectacular balcón natural situado a 250 msnm, rodeado de imponentes vistas panorámicas, bosques nativos, terrazas naturales y áreas verdes armónicamente integradas al entorno. La particularidad de estar emplazado en esta reserva, de más de 100 hectáreas de bosques, flora y fauna nativa, lo mimetiza con la naturaleza. Una de las actividades imperdibles es la de las caminatas guiadas por los senderos de bosques nativos de lengas, ñires y coihues. Cuenta con 131 habitaciones, decoradas con materiales mayormente locales, naturales y reciclados, como revestimientos de piedras de la misma zona, madera de lenga, maderas recuperadas como roble y palo santo.

Todos los detalles definen a este hotel con un perfil sustentable y de alta tecnología. Entre ellos, poseen una planta de tratamiento de efluentes, la parquización se realizó con especies autóctonas que no requieren riego y el aislamiento térmico está pensado para minimizar el uso de energía. Inclusive se utilizan cocinas de inducción y baterías en los ascensores con control que optimizan los recorridos. La iluminación está pensada, en la mayoría de sus amplios ambientes, para aprovechar la luz natural. El tratamiento de la piscina —con vistas únicas a la ciudad—, es con ionización, para minimizar el uso de cloro. Es sorprendente el sistema de domótica, con control de climatización e iluminación en todas las habitaciones.

www.arakur.com

 

Información útil

Dónde dormir:

  • Hotel Arakur: Con vistas imponentes de toda la ciudad desde la Reserva Nacional Cerro Alarkén | www.arakur.com
  • Hotel Los Cauquenes: Emplazado sobre el canal de Beagle, a 7 kilómetros de la ciudad de Ushuaia | www.loscauquenes.com

Cómo llegar:

  • Aerolíneas Argentinas y LAN operan vuelos directos a Ushuaia. Desde $2300 | www.aerolineas.com.ar | www.lan.com
  • Navegación por el Beagle: En invierno las salidas están sujetas a condiciones climáticas. La excursión de alrededor de tres horas, incluye descenso y llega al faro Les Eclaireurs |www.rumbosurviajes.com.ar

 Qué hacer:

  • Ushuaia desde el aire: Heliushuaia ofrece múltiples excursiones para sobrevolar la ciudad y la montaña en helicóptero. En invierno, se sobrevuela la ciudad, ay se aterriza en el cerro Le Cloché | www.heliushuaia.com.ar
  • En 4×4: Canal Fun es la empresa pionera y la única que hace este recorrido durante el invierno | www.canalfun.com
  • En trineo con perros husky: En el complejo Las Cotorras, Siberianos de Fuego ofrece paseos en trineo con perros siberianos y alaskanos | Facebook.com/siberianosdefuego
  • Travesía nocturna: Ushuaia Blanca ofrece, entre otras excursiones, la “Noche de pioneros”. Recorrido en motos de nieve, caminata con raquetas y cena en una cabaña en el bosque|www.ushuaiablanca.com.ar
  • Para aventureros: Los amantes del trekking pueden cambiar las zapatillas por los grampones, y en invierno hacer una caminata por el Glaciar Martial| www.gdspatagonia.com.ar
  • Almacén de Ramos Generales: Un clásico en la ciudad, con más de un siglo de historia y cocina de inspiración francesa | www.ramosgeneralesush.com.ar
  • Chocolate caliente y otras delicias: Para recuperar el calor, Laguna Negra es el clásico de la ciudad en dulzuras. Ofrece meriendas, chocolate por peso, dulces y tortas en San Martín 513 | www.lagunanegra.com.ar

Más información: www.tierradelfuego.org.ar | www.facebook.com/viajaportupais | https://www.facebook.com/turismotTDF | www.cerrocastor.com

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