Vocación de servicio en un entorno de puertas abiertas

El embajador uruguayo, doctor Héctor Lescano Fraschini, describe cómo la hermandad y la cercanía únicas entre Argentina y Uruguay son una oportunidad para potenciar las actividades bilaterales.

¿Qué hace un veterinario como embajador?

Soy veterinario, pero comparto profesión y vocación de veterinario con profesión y vocación por la política. Básicamente podría definirme como un político en la búsqueda de una verdad a la cual servir. He tenido siempre el honor de ser veterinario y de haber iniciado tempranamente una carrera docente en genética ganadera. En 1985, el momento en que recuperamos la democracia, fui electo diputado nacional y en paralelo ejercí la docencia universitaria honoraria. No hay dos países en el planeta que compartan tanto como Uruguay y Argentina, la función de embajador en la Argentina ha recaído siempre en alguien de profesión y de carácter, de confianza del presidente de la república. Espero haber sido coherente con los principios de la democracia cristiana. La diplomacia es política y viceversa.

En estos casi cuatro años de trabajo en nuestro país, ¿qué logros puede destacar de su gestión?

Son de distinta índole. Primero, las relaciones bilaterales son muy buenas, en 2016 se fijó una agenda que se sigue paso a paso. En segundo lugar, es una embajada abierta para esa enorme cantidad de compatriotas que viven en la Argentina, la mayoría en CABA y Gran Buenos Aires. Si bien es difícil contabilizar la cantidad a través de un censo de inmigración, hay algunos antecedentes que darían a pensar que cerca de un 10 por ciento de la población uruguaya –de 350 mil a 380 mil uruguayo– está en Argentina. Es una colectividad que no se encuentra nucleada como otros países más lejanos y que está muy influida por el factor de cercanía geográfica.

La cercanía hace más leve el desarraigo…

Absolutamente. Buenos Aires es como la segunda ciudad más habitada por uruguayos después de Montevideo. Por ejemplo, el 25 de agosto, Día de la Independencia uruguaya, nos reunimos con los uruguayos radicados aquí en la residencia oficial del embajador, patrimonio arquitectónico argentino, la primera en abrir sus puertas tres años atrás en el Día Nacional del Patrimonio Natural y Cultural Argentino. Es muy emocionante ver gente llorando porque hace 40 años que está aquí y no conocía la residencia, un pedacito de territorio uruguayo puesto al servicio del bien público. En este preciso momento un grupo de teatro ensaya aquí en la embajada, tal como lo han hecho también en la residencia. En nuestras sedes de La Plata, Rosario y Córdoba se repite ese concepto de embajada abierta al público argentino y muy especialmente a nuestros compatriotas. Se trabaja con la integración más allá del momento complejo del proceso regional en el Mercosur. Siempre está la necesidad de la relación bilateral y el apoyo de los ministros a reunirse con sus pares a nivel parlamentario. El puente cultural es el más transitado desde hace ya muchísimos años.

¿En qué medida este puente cultural enriquece y facilita los otros diálogos bilaterales?

Es una base muy fuerte. Una vez leí un reportaje a Jean Monnet (uno de los padres de la Unión Europea), que decía que si tuviera que empezar nuevamente la construcción política, económica, empezaría por la cultura, la piedra biliar sobre la que después se pueden asentar las otras áreas del desarrollo de una comunidad. El proceso de integración debe tener una óptica integral, dándole mucha importancia a lo social y a lo cultural.

¿Qué actividades pudieron concretar en materia de educación?

Solo en Buenos Aires hay siete u ocho escuelas con nombres patronímicos –como Artigas, Lavalleja, República Oriental del Uruguay–, y nos interesa ayudarlas en la medida que nos es posible, con cosas modestas que podemos hacer. Emociona ir a escuelas en Argentina donde los niños cantan el himno uruguayo. Colaboramos con material para la biblioteca o donamos equipos de computación. Otro tema educativo es la validación de títulos universitarios, es una dificultad y esperamos poder avanzar en los acuerdos para agilizar estos procesos.

¿Qué otros aspectos de la integración entre países han podido concretar?

La integración de frontera es muy importante. Uruguay tiene consulado en ciudades litoraleñas como Gualeguaychú, Colón, Concordia y Paraná. Como en el litoral uruguayo también se está dando la descentralización universitaria, me da mucho gusto cuando en las reuniones de frontera se escucha a la sociedad civil hablar de corredores académicos. Los corredores universitarios se materializaron en cuatro o  cinco carreras binacionales, entre universidades públicas y privadas uruguayas que se hermanan con universidades públicas argentinas.

Desde su mirada internacional, ¿en qué medida ve que hay una conciencia en relación a la sostenibilidad?

La sostenibilidad implica una mirada integral de todos los proyectos con una mirada del mediano y largo plazo, de compromiso con las generaciones futuras, es una condición de la responsabilidad que tiene que estar en lo pequeño y en los megaproyectos. Dentro de poco se va a anunciar –casi una primicia– la primera frontera seca: la isla argentina Martín García se ha unido con la isla Timoteo Domínguez por la fuerza de la naturaleza, y próximamente se realizará la delimitación de los límites jurídicos y la puesta en valor turística de estas dos islas maravillosas. Debemos tener muy en cuenta el cuidado de nuestros ríos, las formidables arterias y capilares, la hidrovía. Es necesario trabajar la conservación de esta riqueza, con voluntad política y conciencia ambientalista en los gobiernos nacionales, municipales y la comunidad local. Por otra parte, nos gustaría contar con una casa de la cultura en Buenos Aires, tenemos muchísimo contenido. Tratamos de que el tema de la responsabilidad social esté presente en las reuniones con la colectividad uruguaya y con el empresariado, el área económica no puede dejar de considerar la sostenibilidad. Intentamos promover por todos los medios que tiene la embajada la agenda del grupo parlamentario bilateral, contamos con seis comisiones binacionales.

¿Cómo vive usted el trabajo con su equipo?

Esta es la embajada uruguaya más grande del mundo, de manera que es muy importante en términos de integración. Uruguay tiene tres elementos que forman parte de su ADN para el desarrollo y la inversión extranjera: la estabilidad de su sistema político y social, la previsibilidad de su política económica y la certeza de la seguridad jurídica. Uruguay siempre ha aportado en lo relativo a la tradición diplomática internacional en todas las convenciones de derechos humanos, derechos de los estados, una actividad de equilibrio, de búsqueda de consensos que le ha generado un respeto en el mundo y en la región. Y en el aspecto bilateral nosotros nos sentimos queridos por los argentinos.

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