Aapresid: La agricultura como aliada contra la contaminación

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Desde su presentación en la Cumbre de Cambio Climático en París -en diciembre 2015- Aapresid es parte de la iniciativa francesa “4p1000”. Los miembros que adhieren a esta iniciativa, están invitados a ser parte de la “Semana Verde” de la UE: la conferencia anual sobre políticas de medio ambiente más importante de Europa, explican María Beatriz (Pilu) Giraudo y Marcelo Torres desde el Programa Aapresid Internacional.

¿Qué significa “4p1000”? se refiere a que una acumulación anual del 0,4% en el stock de Carbono en los suelos productivos podría poner freno a la suba de Dióxido de Carbono en la atmósfera, y con ello mitigar los efectos del cambio climático.

Pero, ¿cómo lograrlo? La iniciativa propone alcanzarlo mediante el secuestro de Carbono que realizan las plantas a través la fotosíntesis, es decir, fomentando esquemas de manejo más verdes que conserven el suelo y el ambiente. Para ser parte de la solución, “tenemos que llevar nuestra voz y nuestra convicción a los distintos escenarios internacionales”, adelanta Torres.

En este edición, que se desarrollará del 1 al 4 de junio, la “Semana Verde” se centrará en la lucha contra la contaminación del aire, agua y suelo. En ese marco, la 4p1000 llevará adelante una feria virtual con el lema “Suelos para la seguridad alimentaria y el clima”.

La Feria se inauguró el pasado 3 de mayo y estará online hasta el 11 de junio. Dentro de los más de 100 stands registrados, Aapresid tiene el suyo en conjunto con la Red Global de Agricultura de Conservación (GCAN), un grupo de asociaciones de productores de la cual forma parte.

El stand es un espacio de intercambio permanente que tiene como objetivo “promocionar la voz y protagonismo del productor, mostrando al mundo la forma en que se produce en nuestro país, aplicando principios de la agricultura de conservación, señala Giraudo.

¿Cómo aporta el sistema de Siembra Directa (SD) a la reducción de la contaminación y mitigación del Cambio Climático?

Si bien en sus inicios surgió como una técnica de cultivo sin el uso de arado, eliminando así los efectos negativos de las labranzas sobre la salud del suelo, la SD evoluciona en forma permanente como  parte de un sistema más complejo que integra prácticas con el fin de aumentar la productividad de los agroecosistemas haciendo uso racional e inteligente de los recursos naturales.

Sus beneficios están ampliamente comprobados y son importantes: protección de los suelos frente a la erosión, mejora de sus condiciones físicas, químicas y biológicas,  mejor ciclado de nutrientes y mejor eficiencia en el uso del agua. Al haber un menor uso de maquinarias reduce el uso de combustibles fósiles y con ello la emisión de gases de efecto invernadero.

Estas ventajas se potencian con la Agricultura Siempre Verde, es decir, una agricultura que maximiza el tiempo en que los suelos están cubiertos de plantas en crecimiento, secuestrando Carbono y favoreciendo la biodiversidad.

Innovación colaborativa como modelo para buscar sistemas agropecuarios más sustentables

 En Argentina, a través del protagonismo de los productores en este caso de Aapresid, hace más de 30 años se impulsan los sistemas sustentables en Siembra Directa para abandonar una agricultura de deterioro permanente, y reemplazarla por un paradigma de cuidado, de regeneración, de mejora continua, remarca Giraudo.

La idea es promover esa dinámica de la innovación colaborativa -es decir la construcción de conocimiento colectivo para la resolución de problemas-, y los excelentes resultados que se ven cuando ésta es liderada por la demanda de los mismos productores en sus territorios, destacan.

La Asociación “tiene a los productores en el foco de la escena, y creo que esa es la mejor experiencia que podemos transmitir desde Argentina y Aapresid al mundo para poder ir adaptando estos sistemas en los distintos lugares del planeta”, dice Giraudo.

Panorama internacional y desafíos a futuro

En el mundo, el conocimiento para hacer el cambio está”, indica Torres, pero falta aumentar la escala, es decir la tasa de adopción del sistema de SD, que alcanza apenas el 10% de la superficie cultivada del planeta -mientras en Argentina la superficie productiva en SD ronda el 90%- y poner en valor la mirada del productor para que a partir de sus demandas colectivas traccionen y se sientan parte del proceso, convocando a las tecnologías y a la ciencia, remarcan ambos.

Giraudo puntualiza que en el ámbito académico, si bien hay buen nivel de avances científicos, el desafío está en generar conocimiento adaptado a largo plazo para entender mejor cómo funcionan los microbiomas del suelo y el ciclado de nutrientes, de qué forma incrementar la diversidad y alternativas de cultivos, y cómo adaptarlos a las distintas regiones para mantener los campos verdes y vivos todo el año.

Concluyen que el cambio debe ir acompañado de la certificación de estos procesos verdes para dar valor agregado a los productos que emergen de estos sistemas que cuidan el planeta. Los consumidores no quedan afuera del planteo: es necesario tomar un rol activo y preguntarse sobre el ciclo de vida de los productos, conocer cuáles son los indicadores ambientales (por ejemplo la huella de C) asociados al cambio climático. Comprender el impacto que las decisiones y elecciones de consumo tienen sobre la producción y el Planeta.

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