Lago Baikal: cómo cuidar el agua más pura del mundo

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El diamante en bruto de Siberia está escondido en el lejano oriente de Rusia. Rodeado de montañas, costas bordeadas de densas coníferas, bosques de pinos y una naturaleza salvaje no siempre al alcance de la vista, el lago Baikal es azul zafiro y suave. En invierno luce salpicado de trozos de hielo azulado y abrillantado por el tenue sol y los vientos helados. Llamado “el ojo azul de Siberia”, es el lago más profundo de la tierra con el 20 por ciento de las reservas mundiales de agua dulce y posee, además, el agua más pura –y deliciosa– que la humanidad haya conocido jamás. Estudios geográficos estiman que el lago Baikal se formó hace unos 25 a 30 millones de años. En invierno la superficie helada de color blanco como el polvo y el hielo en los caminos brindan la oportunidad de asombrarse a cada paso. Hay quienes viajan especialmente cuando se despide el invierno –como un ritual– para nadar en el lago helado, beber su néctar de agua pura, hacer una caminata, pasear en trineo o salir a pedalear.

Con 5370 pies, el lago más profundo es el hábitat de más de 2000 especies de animales y
plantas que solo se encuentran en esa parte de Siberia. El Baikal es más grande en extensión que Bélgica, y la calidad del agua es tan cristalina que ofrece visibilidad a una profundidad de hasta 40 metros. Otro de los puntos interesantes del lago es su
ubicación estratégica en la frontera del Oblast de Irkutsk y la República de Buriatia. En tierra firme, en medio de las orillas boscosas y montañosas del lago conviven alces, osos, lobos y linces. Son especies tímidas y cautelosas con los humanos, por lo que es difícil verlas, pero al recorrer la zona uno puede sentir su presencia o descubrir sus huellas. La Reserva del Baikal, con guías especialmente capacitados, organiza una excursión denominada “A las profundidades de Khamar-Daban” durante el período sin nieve (de mayo a octubre). Esta ruta –diseñada específicamente para aquellas personas interesadas en familiarizarse de manera íntima con la flora y la fauna única de esa región– cuenta con un sendero peatonal, puestos de estacionamiento, casas de invierno y lugares de recreación. Los obstáculos de agua y las áreas difíciles de transitar están provistas de
transbordadores, caminos de troncos y puentes. Uno de los principales atractivos de este recorrido es la cascada Osinovsky, que alcanza los 3,5 metros de altura. Se calcula que el Baikal está habitado por alrededor de 250 especies de aves. La reserva también organiza programas anuales de voluntariado en los que cualquiera puede participar si tiene la afición de observar aves. Las tareas de los voluntarios incluyen colaboración económica, ayuda para revisar trampas, aprender las habilidades de anillado y medición de aves.

EN VÍAS DE UN TURISMO RESPONSABLE

Durante décadas el lago estuvo descuidado y lleno de basura, hasta que proyectos como The Great Baikal Trail comenzaron a imponer el ecoturismo. Con voluntarios de todo el mundo se llevan a cabo diversas actividades en los días laborables: limpieza y reconstrucción de senderos, construcción de estructuras, recogida de basura y otras tareas que ayudan a construir nuevas rutas. La singularidad de iniciativa radica en el hecho de que los senderos se construyen con mayor frecuencia en territorios totalmente salvajes y vírgenes, por lo que esta es una única oportunidad de ver el verdadero Baikal en los lugares rara vez visitados por turistas. A principios de septiembre, cuando la temporada
turística llega a su fin, se realiza la ecomaratón de voluntarios, conocida como “360 Minutes for the Lake of Baikal”. En esta competencia, que dura seis horas, los participantes se dedican a recolectar basura para mejorar las áreas protegidas del lago. Con el fin de salvar los pintorescos parajes naturales, los participantes del movimiento 360 Minutes han levantado, excavado e incluso retirado basura del volumen de 180 mil metros cúbicos del fondo del lago Baikal durante los últimos cinco años. Una vez que concluye la ecomaratón,
se separa la basura para compactar una parte y reciclar todo el material reutilizable.
En 2019 el proyecto involucró a más de 12 mil personas, muchas de las cuales viajan especialmente para ser parte de “la competencia”. El movimiento fue apoyado por personalidades rusas como el científico-biólogo Nikolai Drozdov, el presentador de televisión Aleksandr Pushnoy, el cantante Glukoza y otros. Esta iniciativa brinda la oportunidad de visitar y recorrer el lago Baikal, y no solo admirar la belleza de este lugar, sino también ayudar a preservarlo para las generaciones futuras.

DESARROLLO Y DESAFÍOS EN LA ISLA DE OLKHON

En el territorio de la provincia de Irkutsk, esta isla es una de las principales atracciones del Baikal. Con lagos propios, estepas, bosques y montañas, el senderismo es una de las actividades favoritas de los visitantes. En Olkhon, la mayoría de sus habitantes reside en cabañas de madera a lo largo de la orilla del lago. A partir de la década del 80, los ambientalistas comenzaron a promover el ecoturismo como una alternativa al turismo masivo comercial estándar. Rusia fue uno de los primeros países en adoptar el concepto y, para tal fin, creó la Oficina de Turismo Juvenil Internacional Sputnik Travel Company, que
desarrolló una serie de senderos para ver el valle del río Goloustnaya en la región de Baikal. Estos senderos fueron denominados “rutas de ecoturismo”, debido a que su diseño deja un impacto mínimo en el entorno natural y quienes participan en el recorrido conocen los problemas ambientales del Baikal. Si bien este puede haber sido el primer proyecto en utilizar la etiqueta de “ecoturismo”, la idea era limpiar las montañas de basura acumulada
durante décadas en los parques nacionales de la región, el más grande de los cuales es Pribaikalsky, dentro del cual se encuentra la isla Olkhon, a medio camino del lago Baikal.
La combinación de un clima seco y cálido con fuertes vientos forma un terreno eólico único y contribuye a la formación de ecosistemas de estepa desértica y forestal que albergan 135 especies de aves, 20 especies de mamíferos, 3 especies de reptiles y 1 especie de anfibios, la mayoría de los cuales son piezas codiciadas por los cazadores furtivos. La isla también conserva numerosos monumentos naturales, así como 143 monumentos arqueológicos, incluidos grabados rupestres, asentamientos antiguos y lugares de enterramiento, que se originan en la presencia de larga data de tradiciones chamanistas y budistas. La rica historia de Olkhon de tradición buriata, budista y shaminista se puede ver en la arquitectura de la isla, en los sitios religiosos e históricos, y en las leyendas. Para muchos turistas, esta historia genera curiosidad e interés. Sin embargo, el turismo también puede jugar un papel negativo en la comercialización de la cultura y la tradición, en la que los beneficios de las prácticas culturales tradicionales se orientan hacia los turistas en lugar de mantener su significado original para los lugareños. Una de las mayores preocupaciones de quienes trabajan para preservar el ambiente es que la isla aún carece de redes adecuadas de agua, alcantarillado y recolección de residuos. El agua a menudo se importa a la isla en camiones y se recoge en tanques o pozos. La mayoría de los hoteles y centros recreativos están equipados, en el mejor de los casos, con pozos ciegos que descargan las aguas residuales directamente en el suelo, a pesar de que existe una zona de protección del agua.

Hoy en día, la isla está habitada por solo unas 1500 personas, 1200 de las cuales viven en Khuzhir, el asentamiento principal. Olkhon viene experimentando un número creciente de turistas, pasando de 50 mil personas en 2000 a 250 mil en 2004. Luego de que se instaló la electricidad, en 2006, estas cifras continuaron aumentando, hasta 530 mil en 2012 y 1,4 millones en 2019. En este sentido se han tomado algunas medidas para mejorar la infraestructura necesaria en la isla. En noviembre de 2016, se otorgó una subvención estatal a New Generation, una organización local, junto con el Consejo de Coordinación de Olkhon para crear un fondo para el desarrollo en la isla. Los objetivos de la subvención incluyen un mayor desarrollo de la sociedad civil, los espacios ecológicos y socioculturales, al mismo tiempo que busca mejorar la calidad de vida de la población local de Olkhon.
Como resultado, se propusieron varios proyectos de sostenibilidad –que actualmente están en marcha–, como la creación de una ruta de senderismo peatonal y un invernadero ecológico, la promoción de recuerdos culturales y música local, y la distribución de bolsas de lona cosidas en la localidad, destinadas a ser utilizadas en la isla y devueltas para ser reutilizadas después de la salida. Además, se instalaron en la isla 25 contenedores de basura, con compartimentos para plástico, vidrio y basura que, en la temporada 2018, recolectaron 15 toneladas de vidrio, 3 toneladas de plástico y más de 100 metros cúbicos de otros desechos. La organización también ayudó a promover transportes ecológicos y alimentos respetuosos con el ambiente. De este modo, los activistas locales de Olkhon tienen el potencial de promover con éxito el ecoturismo y la sostenibilidad local en la isla. Sin embargo, tales esfuerzos deben coincidir con la escala y la velocidad de los crecientes intereses turísticos, así como garantizar que se implementen marcos de infraestructura y desarrollo para proteger un ecosistema y una cultura que son únicos de la isla.