Diego Hekimian, Gerente de Asuntos Corporativos para el Cono Sur de la reconocida empresa líder en alimentos y bebidas PepsiCo, cuenta las estrategias de la compañía frente a los desafíos que presenta el sistema alimentario mundial.
El equipo audiovisual de PRESENTE coloca las cámaras, prueba las luces, los encuadres; el fotógrafo busca los mejores ángulos; las empleadas de PepsiCo colaboran en la puesta y se va preparando todo para la entre- vista en una de las oficinas administrativas de la empresa, en la localidad de Munro. Diego Heki- mian, Gerente de Asuntos Corporativos de Pepsi- Co Cono Sur, posa para las fotos con el mejor ánimo. “Arranco el día motivado. Me gusta lo que hago y lo hago hace muchos años”, dice. Y esa motivación, el entusiasmo y la disponibilidad se van a notar durante toda la entrevista. “Llevo las Ciencias Políticas en la sangre, estudié para eso y hace 16 años que trabajo en la empresa. Pasé por distintas áreas, siempre enfocado en lo institucional, pero con grandes desafíos de adaptabilidad. Ahora tengo a cargo la Gerencia de Asuntos Corporativos, que comprende las subáreas de Asuntos Públicos, Comunicación, Sustentabilidad y Ciudadanía Corporativa para Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay”, cuenta a modo de presentación personal.
Todos conocemos PepsiCo, pero me gustaría que describieras la empresa con tus palabras.
Cómo no. A nivel global, los productos de PepsiCo son consumidos más de 1000 millones de veces al día en más de 200 países, y la compañía generó más de 70.000 millones de dólares en ingresos netos en el 2020. En la Argentina está presente con su división de Bebidas desde 1959 y con su división de Alimentos desde 1993, y tiene más de 1250 empleados en el país. En el caso de Bebidas, las marcas son ampliamente conocidas en todo el mundo (Pepsi, Mirinda, 7Up, Gatorade, Rockstar, Paso de los Toros y H2OH!). Ahí tenemos una alianza estratégica con Cervecería y Maltería Quilmes (AB InBev), que produce y comercializa nuestros productos. En la división Alimentos (con marcas como Lay’s, Doritos, Cheetos, 3D ́s, Pehuamar, Twistos, Pep y Quaker), la producción es netamente nuestra, 100 por ciento local, y tenemos dos plantas productivas: una en Barracas, en la ciudad de Buenos Aires, y otra en Mar del Plata.
¿Entonces los productores principales son argentinos?
Sí, tal cual. Nosotros tenemos una alianza muy fuerte con el agro en la mayoría de los países en que producimos. En el caso de Argentina, la mayoría de nuestras papas provienen del sudeste de la provincia de Buenos Aires. Cuando un consumidor abre un producto nuestro, sea hecho con papa, trigo, avena o maíz, está comprando un producto 100 por ciento argentino. Es más, nosotros tenemos el orgullo de haber podido exportar semillas de papas argentinas a Vietnam. Una papa desarrollada por los argentinos, obviamente con todos los sellos de calidad que implica que PepsiCo está atrás de ese proveedor, que terminó abriendo un mercado para esos productores, desconocido hasta hace poco. En total, compramos 60.000 toneladas de papa en el año, 8000 toneladas de avena y 3000 de maíz.
La empresa tiene una agenda a la que llaman PepsiCo Positive. ¿Qué me podés contar sobre eso?
PepsiCo Positive es un compromiso recientemente anunciado por la compañía que surge a partir de la toma de conciencia real del mundo donde estamos parados hoy en día. Nos ponemos una serie de metas al 2030 porque vemos que el sistema alimentario mundial necesita una reparación. Algunos cambios tuvieron que ver con la pandemia, otros no, pero entendemos que estamos ante una modificación en los hábitos de los consumidores, ante cambios climáticos, cambios en los recursos naturales, etc. PepsiCo Positive es una agenda que tiene tres pilares y que nos va a hacer ser mejores. Tenemos un claim corporativo que es que, al ser mejores, nos convertiremos en una compañía más rápida, más fuerte y más resiliente. Entendemos hacia dónde va el mundo y nos adaptamos a eso. Queremos respetar la tierra, trabajar de manera sostenible y crear valor para un cambio positivo para el medio ambiente y las personas. Se trata de una transformación para generar valor sostenible a largo plazo.
Mencionaste tres pilares. ¿Cuáles son?
El primer pilar es todo lo que tiene que ver con la agricultura (“Agricultura Positiva”), el abastecimiento. Queremos que nuestros productores tengan todas las condiciones de sembrado y cosecha más saludables, más integrales, más sustentables. La compañía colabora desde dando crédito para una línea de lavado de nuestras papas hasta logrando que los productores se incorporen 100 por ciento al mercado en forma orgánica. A nivel global, nos hemos propuesto mejorar los medios de vida de más de 250.000 personas en nuestra cadena de suministro agrícola para 2030. El segundo de los pilares es nuestra cadena de valor (“Cadena de Valor Positiva”). PepsiCo posee como objetivo para los próximos años tener toda la trazabilidad de cada uno de nuestros productores, desde qué produce, cómo lo transporta, de qué manera llega a nuestras fábricas, etc. Buscamos que esa cadena de valor sea sustentable y acorde a las políticas de PepsiCo. El último pilar es el relacionado con la elección del producto (Opciones Positivas). En este mundo completamente nuevo que nos está dejando la pospandemia, buscamos contar con innovaciones permanentes para adaptarnos a normas locales y al consumidor. Por ejemplo, la ampliación de nuestros productos en Bebidas, en todo lo que es sin azúcares o reducido en azúcares, es una buena muestra de cómo seguimos evolucionando, y le damos la posibilidad de elegir al consumidor a partir de un amplio portfolio. Siempre digo que en cada boca- do y en cada sorbo tiene que estar la posibilidad de elección del consumidor.
¿Los productores con los que trabajan son todos grandes agricultores?
No, hay de todo. La provincia de Buenos Aires tiene una gran riqueza agrícola que permite esa diversidad. En Balcarce, en Otamendi, en Tandil, en Mar del Plata hay productores grandes, pequeños, otros que han sido pequeños y con el tiempo se han convertido y han escalado gracias al trabajo conjunto con la compañía. Nosotros hacemos permanentemente rondas con la gente del campo. A veces vamos; a veces vienen ellos. Se hizo en forma virtual en la pandemia y ahora estamos retomando este intercambio de manera presencial. Tenemos línea directa con nuestros productores y sentimos orgullo por eso.
Con respecto a las emisiones de dióxido de carbono y a los recursos hídricos, ¿tienen alguna política?
A nivel mundial, PepsiCo cumple con normas de saneamiento, de potabilización, de cuidado de los recursos por sobre los estándares de los países. Hoy no le generamos estrés al consumo hídrico de nuestras plantas, está todo en una línea de sustentabilidad. Nos encontramos con una capacidad de reinvención y de reingeniería a nivel hídrico muy buena, y en los últimos años hemos logrado, más en la parte de consumo de bebidas, reducir drásticamente el uso de agua en función del litro que finalmente llega a cualquier consumidor. Además, tenemos el compromiso de lograr cero emisiones netas en nuestra cadena de valor para el 2040.
¿Qué me podés decir del reciclaje en la compañía?
Nuestra agenda de PepsiCo Positive dice que ninguno de nuestros envases tiene que terminar siendo un residuo. En el 2030 no va a haber en el mundo ningún envase nuestro que no sea reciclable. Obviamente, en ese camino hay que hacer coincidir las necesidades del negocio con las normas de cada país. Hoy, por ejemplo, en la Argentina tenemos una botella retornable que llamamos RECO. Nuestros envases retornables pasan por un circuito de reciclaje en el que tu botella se transforma en una nueva. Eso es un valor agregado.
Leí también que con el almidón de las papas van a hacer bolsas.
Así es, en Mar del Plata, por una iniciativa de PepsiCo, después de años de investigación, con la empresa Goodfilm, una pyme de Mar del Plata, hicimos el primer producto concreto: bolsas 100 por ciento compostables e hidrosolubles a partir del almidón de papa. El desafío ahora es la escalabilidad, la exportación de ese modelo. En nuestras plantas productivas logramos convertir el 100 por ciento de nuestros residuos en recursos, es decir que enviamos cero residuos a rellenos sanitarios y el 100 por ciento lo reciclamos o reutilizamos. Un ejemplo de ellos son estas bolsas que fueron fabricadas a partir del desecho de nuestras líneas de papas, específicamente el almidón.
PepsiCo cuenta con las certificaciones Rainforest Alliance y Global-GAP. ¿Qué significan y en qué influyen en el proceso productivo?
De entre los países en que está PepsiCo, la Argentina fue el primero que tuvo certificación de Rainforest Alliance. Esta organización certifica que nuestros campos cumplen con una serie de normas de cuidado de medio ambiente establecidas a nivel mundial: riego, sistema de seguimiento del cultivo, etc. Y no solamente incluye lo ambiental, sino también que no haya trabajo infantil, que la gente que trabaja tenga las necesidades básicas satisfechas, entre otras cosas. Es un certificado de calidad, una especie de norma ISO del campo. La norma Global-GAP garantiza la inocuidad alimentaria y la trazabilidad de los productos. Refleja el cuidado del medio ambiente y de la salud, la seguridad y el bienestar de los trabajadores. Esto nos llena de orgullo, porque alcanza a todas las personas que trabajan en la compañía.
También forma parte del programa Latitud R.
Hace diez años empezamos un programa con la Fundación Avina y luego con el BID. Estábamos junto a otras empresas en la Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo (IRR). Hoy este proyecto derivó en Latitud R, una plataforma regional para articular todas las acciones en materia de reciclaje inclusivo. Nos da una gran satisfacción que algo que empezamos con otro tipo de presupuesto, con un equipo mucho más chico, hace más de diez años, hoy tenga las credenciales del BID.
En Uruguay tienen la planta de concentrados. ¿Qué me podés decir acerca de cómo funciona todo lo que estuvimos hablando en ese país?
Uruguay es uno de los pocos países del mundo en los que están las tres unidades de negocios: Alimentos, Bebidas y Concentrados. Hay siete plantas de concentrados en el mundo. La de la zona franca de Colonia del Sacramento, en Uruguay, es una planta orgullo, que exporta a 31 países en su mayoría de Latinoamérica. Es decir que, desde México hacia el sur, cada persona que abre una Paso de los Toros, una Gatorade, una Pepsi, está tomando un producto cuyo jarabe o cuyas sales se generan en la planta de Colonia. Es una planta en su gran mayoría sustentable con políticas de cuidado del medio ambiente por sobre los estándares del país. PepsiCo ha hecho una inversión muy grande en el último tiempo allí, con la tranquilidad que nos da estar en una zona franca. Estamos desde 1991 y en muy buena relación con el Gobierno (hace poco nos reunimos con el Presidente Luis Lacalle Pou) y con quienes administran la zona franca.
Me imagino que la pandemia les cambió todo y fue un gran desafío. En función de esto, ¿cuáles son los proyectos a futuro?
La pandemia obviamente modificó todo en grandes planos. El principal fue que nos reinventamos sobre la marcha. Como es una actividad esencial, en todo momento seguimos trabajando y produciendo. Ni en el peor momento paramos las plantas. Cambiamos obviamente la forma de trabajar. De un día para el otro nos encontramos en nuestras casas, conectados a videoconferencias buena parte del día, pero logramos seguir trabajando. A la vez, en el área que yo represento contamos con el gran desafío de volver a hacer actividades presenciales. Tenemos la Fundación PepsiCo, y uno de sus grandes valores es el voluntariado. Por la pandemia tuvimos que dejar de hacerlo presencialmente. Logramos el contacto de nuestra gente a partir de la pantalla, pero todos sabemos muy bien que lograr ese sentimiento de pertenencia, y más en una acción como voluntariado, es más fácil de conseguir en terreno. También tenemos que ir viendo qué podemos hacer desde la parte de sustentabilidad, de ciudadanía, de las comunidades donde siempre estuvimos. Lo que te puedo adelantar es que para el 2022 todo el concepto de seguridad alimentaria para nosotros ha pasado a ser una prioridad. Seguridad que se inicia desde la cadena del agro, porque tenemos bien aceitada la cadena de valor y sabemos que si por alguna razón no podemos utilizar algún producto, pero es apto para consumo, podemos colaborar con otras organizaciones. Es ampliamente conocido todo lo que hacemos con la Red Argentina de Bancos de Alimentos. Queremos potenciar todo esto para ofrecer alimentos a las comunidades que lo necesitan. Son proyectos a los que en los próximos meses vamos a poder ponerles nombre y apellido, con fechas concretas, presupuesto, bajándolos a la tierra, sabiendo quiénes son nuestros stakeholders, siempre con la clara convicción de que eso está en nuestro radar.
MUJERES CON PROPÓSITO
En cuanto a las políticas de género, PepsiCo lleva adelante el programa Mujeres con Propósito, que busca empoderar a 12.000 mujeres de Latinoamérica en el plazo de cinco años, que se cumplen el año que viene. El programa se desarrolla junto a FUNDES Latinoamérica, es gratuito y está destinado a mujeres mayores de 18 años que quieran mejorar sus oportunidades laborales o los resultados de sus negocios. Es un plan de capacitaciones que desde la pandemia se dictan 100 por ciento de manera virtual, y en el que ya fueron certificadas solo en la Argentina casi 2000 mujeres emprendedoras de todo el país. “Hace poco tuve la satisfacción de estar en un cierre, y había mujeres de Ushuaia, de Salta, de Buenos Aires. Trabajamos con municipios, con organizaciones básicas, con nuestros propios stakeholders de la Fundación PepsiCo. Llegamos a un público heterogéneo, un universo de mujeres que quizá tienen una idea comercial o alguna noción de administración, de sus propias finanzas, y que luego de hacer el curso salen con más conocimientos y obtienen beneficios”, dice orgulloso Hekimian.